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EN EL COCODRILO

by COPPEL

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1.
2.
¡SALVAJE! 01:09
¡SALVAJE! ¡Vamos, guitarra, vamos! ¡Adelante! Ya está empezando la primera canción, coge el ritmo y déjame la voz cantante, a ver si el público nos presta atención. Yo también estoy nervioso y me vendría bien un trago pero, hermana, ya no hay vuelta atrás, me tiemblan las rodillas y no sé ni lo que hago pero esta es nuestra vida así que agárrame fuerte... y, ¡vamos allá!
3.
HAY GENTE MUY BUENA AHÍ FUERA Ahí van Jenny la Corsaria y su flota libertaria cantando “Dans le port d'Amsterdam” mientras Krusty el payaso sonríe, apura el vaso y piensa: ya está bien de llorar; al fondo, Lope de Vega y Cervantes se pegan y Woody besa a Annie Hall la peña tira las copas y se arranca la ropa para entregarse al Rock and Roll y Johnny, al verlo, saca una ronda a la barra entera... ¡hay gente buena ahí fuera! 2 Mientras tanto Cleopatra distrae a ese psiquiatra y guiña un ojo a Harpo Marx que se ríe en la esquina con Dylan y el Sabina al ver que Krahe saca otro as, la copa de la locura se alza y Marilyn jura: “¡No volveré a ser Norma Jean!” y un hipster vuelve del baño y exclama: “oh qué extraño ¿dónde están mi novia y mi botellín?” y juraría que ahí llegan Banksy, Gardel y Lepera oh, ¡hay gente buena ahí fuera! 3 Así que vamos, guitarra, vamos, adelante se acaba la segunda canción ya no estamos tan nerviosos como antes y ahora el público nos presta atención mira, la peña se mueve, deja que nos lleve, esta noche no se repetirá la vida es ahora, guitarra voladora, oh mi hermana, no pienses más y cantemos como siempre a nuestra manera, ¡hay gente buena ahí fuera!
4.
SERENATA PARA C. A veces le da por decir que el mundo es absurdo y no tiene sentido tratar de comprender, que nunca podrá sacudir la tristeza que envuelve su soledad, que la vida no vale la pena... ¿Quién lo puede creer? ¿Quién lo puede creer? A veces le da por decir que no busca nada en los ojos de nadie y que es tan grande el dolor... Y llora hasta el alba y grita que la ansiedad nunca se va y que el miedo es más fuerte que ella... ¿Quién lo puede creer? ¿Quién lo puede creer? Sí, a veces le da por decir estas palabras hasta que, de pronto, te mira y vuelve a reír y sus últimas lágrimas brillan en la oscuridad antes de caer, y tú ves su belleza perfecta que nada ni nadie puede romper y en silencio la amas y piensas: ¿quién lo puede creer? ¿quién lo puede creer? ¿quién lo puede creer? ¿quién lo puede creer?
5.
BALAL, ABDOLLAH Y MARYAM En el pueblo de Royan un hombre está llorando. En el pueblo de Royan un hombre está llorando. Le llevan a la horca, su hora ha llegado. Mató al joven Abdollah una noche de verano. Mató al joven Abdollah una noche de verano. Hundió un cuchillo en su garganta y lo va a pagar muy caro. Arde la soga en su cuello, todo el pueblo está mirando. Arde la soga en su cuello, su cuerpo está temblando. Balal suplica a los cielos; los cielos no están escuchando. La madre del chico muerto se acerca al condenado. La madre del chico muerto se acerca y grita al condenado: “Mi casa está vacía, ¿por qué tuviste que matarlo?” “Veo a mi hijo en cada sueño y casi puedo tocarlo. Veo a mi hijo en cada sueño y casi puedo tocarlo. Me despierto entre sollozos, me despierto con mi llanto”. Balal la mira y dice: “yo nunca quise matarlo”. Balal agacha la cabeza y llora desesperado: “vi el cuchillo en su garganta y me sentí como un extraño”. Ella golpea con fuerza la cara del condenado. Ella golpea con fuerza la cara del condenado. Le quita la soga del cuello, y grita: ¡perdonado! Tras un instante de silencio, se escuchan gritos y aplausos. Tras un instante de silencio, se escuchan gritos y aplausos, cuando Balal abre los ojos y cae arrodillado. El sol brilla con furia y el cielo está aullando. El sol brilla con furia y el cielo está aullando mientras Balal y la mujer lloran abrazados, mientras Balal y Maryam lloran abrazados.
6.
BLUES HABLADO SOBRE EL MAYOR FAN DE BOB DYLAN DEL MUNDO Me levanté una mañana y dije: mujer, he visto una señal, no me vas a creer. Tengo que dejar ahora mismo el país, voy a ver a Bob Dylan esta noche en París. Tengo que ir, me lo ha dicho el mismísimo Bob en sueños, me va a explicar los misterios del universo. Me dijo: escúchame bien, si te vas a Parí no te molestes en volver por aquí oh, pero no me lo pensé ni un segundo soy el mayor fan de Bob del mundo Lo soy! París, allá voy! Llegué a París y, ¡qué ciudad más limpia! Me di un paseo hasta el Olympia quedaban diez horas, me daba igual pero cuando llegué vi que algo iba mal había muchos fans ya allí metidos en sacos de dormir mirándome fijamente ¡me asusté! Se me acercó uno de ellos en muy mal plan para ver si yo era un verdadero fan dijo: ¿te gusta Bob?, dije: Sí, claro! Bob es nuestro Dios, Bob es nuestro faro y cuando le expliqué que había abandonado a mi mujer y a mis hijos para seguir al Maestro... ¡me abrazó! Me obligó a pasar con él todo el día me dio de comer, me explicó sus teorías dijo: sí, sí, Bob hace cosas raras pero me huelo que tiene un malvado hermano gemelo ahí es cuando otro fan entró en la conversación y dijo: Interesante... ¿quieres decir que tal vez fue ese malvado hermano gemelo el que dio aquel concierto para el papa Juan Pablo II? Mi amigo le miró furioso y dijo: No, ¡ese era Bob! ¡el auténtico representante de Dios en la Tierra! Y empezó el concierto y fue bastante duro ver llorar a tantos hombres maduros aullaban todos con emoción de rodillas al comienzo de cada canción: ¡hey, Bob! ¡Toca Oh Sister! ¡Por esa canción me casé con mi hermana! En fin, acabó el concierto y me harté de locuras me llevaron al hotel a husmear en sus basuras nos vio un gendarme y casi nos encierra les dije: adiós, amigos, me llaman del planeta Tierra creo que es hora de volver a casa y suplicar a mi mujer Knock, knock, knock ¡María, no sé que pasa que no me abre la llave! Y el caso es que hoy he visto en la tele a mi amigo el fan por lo visto ha sido detenido en Estocolmo al ver al rey Gustavo, a Angela Merkel y a Carlos Herrera cantando Blowing in the Wind se han desmayado gritando: ¡Esto es el fin! Y lo peor de todo es que mi mujer se ha divorciado.
7.
CANCIÓN PROTESTA CONTRA LOS QUE ODIAN A PAUL MCCARTNEY Vivimos en un mundo lleno de gentuza y maleantes: violadores, asesinos, pederastas y qué se yo... hasta “coaches” de cantantes, de poetas adolescentes de 40 años que ni saben quien es Dante (de esos farsantes hay bastantes) pero tú a quien odias es a Paul McCartney, tú a quien odias es a Paul... La ley está en manos de jueces que dejan que cualquiera les soborne y apuesto a que jamás habrás tenido un dirigente que no te abochorne, el disco más vendido en España es “Va por ellas”, el disco “feminista” de Bertín Osborne... pero tú no dejas que eso te trastorne no, tú a quien odias es a Paul McCartney, tú a quien odias es a Paul. Oh, no puedo comprender por qué explícame, compañe- ro músico, en nombre del Rock and Roll ¿qué ha hecho Paul, en realidad, para merecer tanta crueldad? Veamos: ha compuesto Yesterday, Eleonor Rigby, Blackbird, Hey Jude Maybe I´m amazed, Michelle, Penny Lane, Helter Skelter... (qué bonita esa) ah, tantas canciones, tantas y de tal magnitud... que creo que se puede afirmar con gran exactitud pero sin acritud... que Paul McCartney es mejor que tú Paul McCartney es mejor que tú Paul McCartney es mejor que tú Paul McCartney es mejor per-sooo- na na na na na na nananana que tú.
8.
LAURA Y LAS DESVENTURAS DEL JOVEN COPPEL Tenía trece años y una cosa clara: quería que Laura me tocara, creedme, chicos, si la hubierais visto habríais renegado de Jesucristo... ella era hermosa, era malvada, era creer en ella o no creer en nada. Entró en el bar, su reino oscuro lleno de adolescentes inseguros, pasó a mi lado con aire altanero, la vi guiñar un ojo y el camarero corrió a buscarle una bebida (ahí iba un hombre con una misión en la vida). Era el momento, me arreglé el pelo, comencé a andar, tiré el cigarro al suelo y, portando mi amor como una lanza, abandoné toda desesperanza... ella era hermosa, era malvada, yo cambié el mundo aquella madrugada. Todo fue rápido, salté cual rayo, cogí su brazo y casi me desmayo al ver cómo ardía mi alma en pena entre las llamas de su melena; entonces dije sin grandes rodeos: “La-la-la-la-la-la-Laura, ¡te deseo!” Puso una mueca más bien rara, su mano se estrelló contra mi cara, volé por los aires y caí de culo celebrando mi victoria con disimulo... ella era hermosa, era malvada, siguió fumando como si nada. Salí a la calle a reírme del destino, el viento aulló mostrándome el camino; subí los cuellos de mi cazadora y me fui silbando bajo la aurora... Laura era hermosa pero no era sagrada y era creer en mí o no creer en nada. Así empezó todo, amigos.
9.
ESTO ES LO QUE PARECE Apaga la luz y ven a mi lado, el mundo de ahí fuera no nos va a molestar. No hace falta explicar, sé con quien has estado, ¿Acaso crees que me puedes engañar? No me intentes mentir, ya lo han hecho otras veces, ¿Por qué no probamos a decir la verdad? Te diré, en cuanto a mí, que esto es lo que parece: te quiero y no me importa nada más, Yo te quiero y no me importa nada más. Son sólo tus palabras las que rompen mi corazón, no te atrevas a explicarme a mí lo que es el amor, yo sé lo que es el amor. Guarda tus palabras porque rompes mi corazón, no te atrevas a explicarme a mí lo que es el dolor y ahora escuchame bien, si tu amor lo merece, yo sé jurarme entero de verdad. Por favor, besame porque esto es lo que parece: te quiero y no me importa nada más, yo te quiero y ¡Qué importa lo demás!
10.
¡ÉRAMOS TAN JÓVENES! Ella tenía 20 años, yo 37: no es extraño que acabáramos tan mal, es natural, ¡éramos tan jóvenes! Pero estalló el cielo de mayo y Raquel saltó sobre mí como un rayo, apartó la oscuridad que ocultaba mi edad y me besó sin piedad. Yo, que he sufrido hasta la locura con las supuestas mujeres maduras, cuando la conocí volví a sonreír, volví a ser casi guapo, volví a ser feliz. Me sentía un George Clooney esperando a mi amor en el bar de la uni, después, brindando por Madrid a la hora feliz, ¡éramos tan jóvenes! Os juro que había olvidado lo que era un polvo, un polvo enamorado, luego otro y otro más y otro más y otro más y, de repente, otros mil más. Y es que era buena y quiso darme la ternura que me negaban las duras tan maduras, con ella comprendí que aún podía reír, que aún podía quererme y volver a vivir. Pero una medianoche... murió el hechizo de este cuento y quedó hecho un carroza el pobre Ceniciento, desnudé mi corazón, y, con desolación, -¡éramos tan jóvenes!- vimos que apenas me latía por haber dado tanto a quien no lo merecía y Raquel... me abrazó y después nos partimos en dos, no dijimos ni adiós. Por eso ahora me entrego a la amargura de la soledad, mi eterna amante oscura, desde que la perdí, no sé cómo vivir, ¡he vuelto a ser un viejo, un borracho infeliz! Y es que tenía 20 años, yo 37: no es extraño que acabáramos tan mal, es natural, ¡éramos tan jóvenes! Pero, aunque aún sangro por la herida de saber que ella era el gran amor de mi vida, si me busca por aquí y os pregunta por mí, por Dios, ¡no le contéis que me habéis visto así!
11.
OIGA, QUE HUBIERAN ESTUDIADO Todos tus pretendientes se retuercen de rencor, dicen que estás siempre conmigo, que soy un acaparador. Oiga, a mí que me cuentan si no saben de amor... ¡que hubieran estudiado como hice yo! Son músicos sofisticados, tocan jazz y movidas así, se acuestan con su instrumento y se preguntan: “¿qué ves en mí?” Que sigan practicando; qué le puedo hacer yo si los dioses me han dado el savoir-faire del Rock and Roll. Yo les estoy agradecido, ¡fíjate tú!, si me han quitado hasta el dolor de cuello con los alfileres que le clavan a mi muñeco de vudú. Los más jóvenes no recordaréis pero... Ulises mató a los pretendientes con un arco que Ífito le dio pero yo paso, ¡que se maten entre ellos!, ¡soy un amante y no un luchador! Así que a mí qué me cuentan si no saben de amor... ¡que hubieran estudiado!, ¡que hubieran estudiado!, ¡oiga, que hubieran estudiado como hice yo!
12.
13.
14 DE ENERO (CAMINANDO COMO JAMES CAGNEY PERO DESNUDO) Debería haberme largado en una de esas frías madrugadas del pasado invierno... digamos, por ejemplo, el 14 de Enero, sí, ¿por qué no? El 14 de enero, ese era el día: cuando yo era alguien y tú aún me querías. Yo solía quedarme despierto viendo cómo la luna acariciaba tu cuerpo antes de que esta angustia me agarrara del cuello... ¿por qué no se va? ¿por qué no se va? Si el 14 de enero aún podía besarte, llenábamos juntos las paredes de sangre, y ahora toco estas heridas y siento que vuelvo a los días en que me arrancabas la piel... ¡Ahí estoy! De pie en tu habitación, atravieso las sombras y, en el silencio, vuelvo a escuchar las señales del viento el 14 de enero, el 14 de enero, el 14 de enero. Ahora mira cómo salto por tu ventana y siento el vértigo por última vez; entre la nieve, quemo mi ropa y bailo, ¿te acuerdas?, como tú, como el fuego y me voy, caminando como James Cagney pero desnudo, por las calles muertas de Lavapiés, y desde el Calvario llego a la Fe, entro aquí en la taberna y levanto mi copa... ¡Mirame! ¡Brindando por tu gran amor, por tu amor! Porque ahora tú me amarías y amarías mi libertad... ¡Por tu amor! Porque ahora tú me amarías como yo amo tu libertad. Y, ¿sabes qué? ¿sabes qué? El 14 de enero, el 14 de enero me fui, ¡claro que sí! Salté por tu ventana aquella madrugada y libre, como James Cagney, iba cantando: te quiero, te amo, te deseo... yo te quiero, te amo, te deseo... pero no, pero no, pero no, no te necesito.
14.
IRENA SENDLER Dígame, soldado Coppel: ¿le dice a usted algo el nombre de Irena Sendler? Hay quien la llama “el ángel de Varsovia”. Era una de esas sucias polacas que cuidan en el gueto a los judíos contagiosos, ah, qué inconveniente, el tifus de esas ratas. Usted conoce bien el gueto de Varsovia y debía vigilar ese hospital, ¿acaso ahora va a decirme que jamás ha oído hablar de esa mujer? Soldado Coppel, usted juro lealtad al tercer Reich y sabe que en cuanto a la cuestión judía hay que llevar a cabo... ¡la solución final! Pues bien, soldado Coppel, le diré que esa enfermera consiguió sacar de allí a 2000 niños judíos. Los escondía en ambulancias y ¿qué cree usted que había en esos sacos de patatas y en los cestos de basura...? Esa mujer se burló de nuestro Führer y ¡usted lo permitió! Ha de saber que la Gestapo consiguió atraparla y ha conocido la hospitalidad de nuestra prisión de Piawiak, había que cortar las alas a ese ángel de Varsovia pero a pesar de todas las torturas nadie pudo hacerla hablar no sabemos donde están esos malditos niños Y cuando la llevaban para ejecutarla uno de nuestros soldados la dejó escapar ¿se lo puede usted creer? ¡Esa mujer ahora está viva! ¡¡¡viva y en libertad!!! Dígame, soldado Coppel? ¿Por qué sonríe? ¿No ve que va usted a morir?
15.
¿ESTÁIS SEGUROS DE QUE ERA UN FASCISTA? Andan diciendo que era un hombre honrado, un humilde trabajador, que nunca estuvo de ningún lado, que nunca fue ningún traidor. Oh, ¿estáis seguros de que era un fascista? Oh, ¿estáis seguros de que tenía que morir? Cuentan que estuvo años en la cárcel por luchar contra el dictador y siempre dijo que ese fue el lugar más seguro en el que vivió Oh, ¿será verdad que era un comunista? Oh, ¿será verdad que era un hombre como yo? En sus ojos no vi al enemigo, en sus ojos no vi maldad, me miró cuando apreté el gatillo y en sus ojos sólo vi paz. Oh, ¿estáis seguros de que era un fascista? Oh, ¿estáis seguros de que tenía que morir?
16.
EN EL OLYMPIA Los caminos de la vida, escuchadme, mes amis, arrastraron mi alma herida hasta el Olympia, en París; como el náufrago cansado que entregó su suerte al mar, llegué a aquel lugar sagrado tras dos años sin cantar, desperté por sus pasillos sin saber qué hacía allí cuando me cegó un gran brillo y él se apareció ante mí; le reconocí al instante y lloré, ante su esplendor: “¡Dios de todos los cantantes! ¡Oh Gardel, oh gran cantor!” Él, con su hermosa sonrisa, dijo: “¡Al fin estás aquí!, ven conmigo, date prisa y no me llames así, te han traído los cantores, es difícil de explicar; se acercan tiempos de horrores, os queremos ayudar pues la tierra estará maldita cuando no quede un juglar: nuestra gente necesita que volváis pronto a cantar”. “Oh, Maestro, estoy seguro, -con gran pena respondí-, de que viene un tiempo oscuro, pero yo ya desistí: dediqué mi vida entera a escribir una canción tan hermosa y verdadera que causara admiración; ahora mi alma fracasada se ha cansado de luchar: sé que no sirve de nada, nadie me quiere escuchar”. Y Gardel, ante mi asombro, a los ojos me miró, puso su mano en mi hombro, con bondad así me habló: “Puedo ver tu amor profundo; brilla como tu canción, canta, amigo, canta al mundo pero olvida tu ambición: no persigas gloria en vano, solo canta por cantar, verás que hay muchos hermanos que te quieren escuchar; júntate con los cantores y cantad con humildad, inventad tiempos mejores, combatid la soledad: ¡todo canto es necesario! -clamó al verme sonreír-, ¡ven conmigo al escenario! ¡No te vuelvas a rendir!” Justo entonces los juglares se empezaron a acercar, me abrazaron con cantares que me hicieron sollozar; “¿Dónde está Violeta Parra?”, pregunté cuando Jacques Brel me entregó esta guitarra y un “carafe” de vino y miel; comenzó un canto tan bello que me olvidé de pensar, mi voz se unió a la de ellos y, amigos: ¡volví a cantar!
17.
18.
LA BALADA DE EDU EL RATA El bueno de Edu el Rata, con sus quince abriles, la guitarra al hombro y, lleno de ilusión, saltó de un tren, aterrizó en los Madriles, en esa antigua meca de la canción... Y qué fuerte latió su corazón de poeta cuando dijo: “¡Ahí voy!”, y empezó a caminar, fue saludando a todo el mundo y repartiendo maquetas, buscando algún sitio donde poder cantar. En todas partes se encontró con los sabios del arte, le hablaban de un problema fundamental: “Tu rollo, chaval, no va a ninguna parte pues tu poco definido estilo musical... ...es demasiado cantautor para ser rockero y demasiado rockero para ser cantautor, tus canciones son muy largas, no eres indie ni popero y llegas siete siglos tarde para ser trovador”. ¡Pobre Rata! Así que el bueno de Edu el Rata, con sus quince abriles, vendió su guitarra y, ¡qué desilusión!, saltó a un tren, abandonó los Madriles, “¡adiós, hermosa meca de la canción!” Y los Dioses, que observaban con gran disgusto, gritaron: “¡Muerte a toda esa maldita ciudad!” “¡Cuidao! -dijo Abraham- tal vez aún quede algún justo...” pero echaron otro vistazo y dijeron: “naaaaa”.
19.
CANCIÓN PARA DANIEL HARE Frente a ese portal de la calle Calvario pasó el gran desfile de solidarios con todos los cantautores de Lavapiés, esas paletas y esos paletos pseudo-poetas y pseudo-poetos, esos que se las dan de ser gente de bien. Y todos reían al ver tirado al borracho todos reían, son así... Mendigando el cariño de sus semejantes se llaman artistas esos farsantes de cuyo nombre nadie se quiere acordar, tengo lombrices en mis excrementos con mucha más clase y con más talento y hasta ellas se asquean al ver tanta mediocridad. Y todos reían al ver llorar al borracho todos reían, son así y todos veían vomitando al borracho y todos reían, se reían de mí... Pero tú, Daniel Hare, mi amigo, mi hermano al verme, viniste y me diste la mano y con tu ayuda me pude al fin levantar y así como Cristo bajó a los infiernos y llevó a aquellos justos ante el Padre Eterno tú me abrazaste hasta casa entre la oscuridad Y todos reían al ver marcharse al borracho todos reían al ver tu bondad sí, todos veían cabalgando al borracho y todos ladraban con el viento idiota de su mezquindad, sabéis que es verdad.
20.
BLUES HABLADO SOBRE LA PROPUESTA DE LEY PARA SOLTAR LEONES PERSAS EN LAS CALLES DE MADRID ¡Corred! ¡Huid! ¡Hay leones en Madrid! Cuando el nuevo alcalde tomó posesión de su cargo y se asomó al balcón, sufrió un terrible desconsuelo: ¡míralos, parecen lelos! Van cabizbajos por toda la ciudad, hablando por whatsapp. Yo, que fui un gran militar, como voy a tolerar que mi pueblo se abandone: ¡No! ¡aquí hay que traer leones! Los soltaremos por las calles, así espabilarán. Y así fue, llegaron cientos de leones bien hambrientos, todo el mundo en la gran vía sonreía y aplaudía, les acariciaban, ¡se hacían selfies! Hasta que uno se zampó a Bob Esponja, a cuatro guiris y a una monja, huyeron todos despavoridos, guardias civiles incluidos y qué desastre cuando entraron en la Fnac... ¡era el día del cliente! ¡Corred! ¡Huid! ¡Hay leones en Madrid! ¿Qué pretende usted decir? Mire, vienen por ahí... ¡Huid! ¡Corred! ¡Habrase visto qué desfachatez! ¡Quien me iba a decir a mí! ¡Ver leones en Madrid! ¡A mí no me comáis! ¡Que soy del partido animalista! Pero a ellos todo se la pela, arrasaron la zarzuela, después se dieron un buen ágape en un concierto de Skape y también se dieron un gran banquete en un concierto de Taburete y al final les entró un empacho tremendo cuando se comieron a Rosendo. Y España afronta dividida esta peculiar medida, y es que a unos les parece mal y otros hablan de éxito total, nuestro corresponsal Iñaki López está con uno de estos entusiastas de los leones... “En efecto, aquí estamos con un ciudadano de la comunidad de Madrid que está encantado con la iniciativa del Ayuntamiento, ¿no es así, caballero?” Oh, ¡por supuesto! Sí, sí, es verdad que ha habido bajas, mucha gente en las rebajas, pero antes nuestras vidas eran muy anodinas y ahora es toda una aventura llegar a la oficina; por cierto, Iñaki, no mire usted pero deberíamos irnos, por ahí se acercan unos cuantos... ¡relamiéndose! ¡Corred! ¡Huid! ¡Hay leones en Madrid! “La muerte pasa en ambulancias blancas...”
21.
EN EL ÚLTIMO ASALTO (UNA CANCIÓN PARA POLI DIAZ) Diles que ya voy, deja que acabe el cigarro. es domingo antes de reyes, el peor día del año. Diles que ya sé, hay que ser más rápido despachando a los clientes y envolviendo sus regalos... pero ese hombre al que acabo de atender, tú eres joven y no lo sabrás: una vez llegó a ser el campeón del mundo. Todos en el barrio sabíamos pegar pero Poli era el mejor, por eso cuando le he visto entrar y me ha mirado a los ojos... por un instante he vuelto a ver: la limusina blanca, el Potro en pié las calles ardiendo en el valle del Kas y por un momento he vuelto a escuchar a todos mis amigos en el Bulevar con puños de sangre gritando en cada golpe el día del combate final. Yo también quise boxear y ya ves, como dice el tango: “bebí mis años y me entregué sin luchar” y mis amigos ya no están todos se fueron quedando entre la cárcel y el asfalto y ya no volverán... y aunque aprendimos con Poli a fingir que los golpes no hacen daño ahora, cuando al despedirse me ha dado la mano... por un instante he vuelto a ver a todos mis amigos sonreír como en aquel gran día cuando Poli venció y la vida fue nuestra y ojalá pudiera contarles que hoy le he dado la mano al campeón, la mano con la que tumbó a Withaker en el último asalto después de aguantar los doce con las costillas rotas luchando contra todo, luchando contra todo hasta el final. Diles que ya voy, deja que apague el cigarro. Es domingo antes de reyes, el peor día del año.
22.
LUCES DE ATOCHA Empieza a oscurecer, será mejor quedarse esta noche en la estación, oculto bajo las luces de Atocha... la luna se desangra y puedo oír cómo enloquece la ciudad, no existe otro refugio en la tormenta. Empieza a oscurecer, y todas las mujeres quieren parecerse a ti, y hieren las miradas de los hombres, no sé lo que daría por dormir entre tus brazos y volar más alto que la vida, más alto que las tumbas y el dolor... y de pronto llega él, no habrá cumplido aún los veinte años y ahí va, entre los extraños, sonríe mientras le veo llegar hasta el primer vagón de nuestro viejo tren abandonado, ahora mira a los dos lados, de repente, abre una puerta y ya no está... Acuérdate, Raquel, cuando tú y yo tocábamos el cielo de Madrid, dijiste que el amor siempre es más fuerte, clavaste en mí tus ojos de corsaria justo antes de jurar que la envidia de esos miserables no nos iba a hacer caer... y de pronto llega ella, al pasar me deja unas monedas de las pocas que le quedan y sonríe mientras la veo llegar hasta el primer vagón de nuestro viejo tren abandonado y ahora mira a los dos lados, de repente abre una puerta y ya no está... Y yo sé adonde va y río bajo las luces de Atocha, me pregunto si estarás tan sola en esta vida como yo y pienso que quizá podría coger estas monedas y podría ir a llamarte, tal vez sigas viviendo aquí en Madrid.
23.
IÑIGO COPPEL VIAJA A LA EDAD MEDIA (Y EL ROCK AND ROLL SALVA SU VIDA) Contando toda mi fortuna en aquel tiempo iba yo bajo esta lejana luna que jamás me escuchó, cuando las sombras de enero ya no daban dinero al cantautor callejero que les habla, señor, buscando ahogar el hastío en un poco de alcohol me arrastró el dios del frío hasta la Puerta del Sol, les juro que aún no comprendo lo que ocurrió allí, escuché un gran estruendo que hizo temblar Madrid, la noche se hizo día cuando vi que venía un enorme tranvía que me iba a arrollar, pensaba que era mi muerte cuando en el reloj dieron las doce y, ¡qué fuerte! todo desapareció, no espero que me crean pero me da igual, así es como llegué a esta era medieval. Recobré el conocimiento y con estupefacción pude ver al resto de la tripulación, todos los líderes humanos estaban allí, desde el rey, tan campechano, hasta Sarkozy, había miles de soldados rezando al señor y estaban todos liderados por un tal Al Gore. Me dijo: “¿Qué te parece?, chico, mejor que reces, estás en el siglo trece en una gran misión, yo te acredito para luchar contra el mal que está causando el maldito calentamiento global”. Comenzamos a andar y vimos una población, la gente vino a nuestro encuentro con gran expectación, en una gran hoguera ardía un pecador, Al Gore dijo: “Espera, seré su salvador”, puso unas cajas de botellas a modo de altar, se subió encima de ellas y empezó a predicar: “Mis amigos primitivos, por favor escuchad, nuestro objetivo es salvar a toda la humanidad, debéis dejar de quemar gente porque, ¡oh my Gosh!, ¿no veis que eso desprende mucho CO2?” Hasta el pobre condenado puso cara de horror, nos miraba alucinado temiendo lo peor, se acabaron los cuentos, se pusieron violentos, Al Gore gritó: “Un momento, ¡cálmense, por favor!” Pero empezaron, ¡de qué modo!, a reciclar, aniquilaron a todos y yo pude escapar, mientras corría y corría, corría y corría, corría y pensaba: “¡Madre mía!, ¡el siglo XXI debe ser la Anarquía!” Oh, salva mi vida. Oh, salva mi vida, viejo Rock and Roll. Del resto de la historia, qué les puedo contar, llevo días por aquí rodando de bar en bar, recuerdo alguna pelea pero no tengo ni idea de cómo acabé en casa de esa mujer que me tomó por esposo, fue algo tan doloroso... no estoy muy orgulloso de ese sórdido affaire. ¿Alguna vez has amado a una joven damisela y resultó que era tu tatatatatatarabuela? Pensando en el estado de mis genes corrí desde la cama asustado a mirar mi DNI, ¡Dios! Si yo antes de este incesto era todo un bombón, ahora miren, miren esto... ¡parezco un borbón! Mi desgracia era cierta, grité: “¡Maldición!”, patada en la puerta, era la Inquisición, me llevaron a una celda y allí, sin piedad, me hicieron pasar calor global de verdad. No soy ningún tipo duro, eso seguro, grité: “¡Soy del futuro!” y me puse a llorar, “¡Que acabe este tormento, les juro que no miento, con mis conocimientos lo podré demostrar!”. “Más vale que sea cierto -me dijo el abad- o eres hombre muerto así que: ¡Hablad!” Tras pensarlo unos segundos comencé a describir: “¡Cómo va a cambiar el mundo, gentes!, ¡qué porvenir!” Les hablé del aeroplano, del reactor nuclear, la bombona de butano les dio que pensar, les hablé de todo lo que se me ocurrió: del gramófono, el grafófono, en fin, ¡qué sé yo! Me escuchaban atentos, “Desde luego… ¡qué inventos!”, me decían contentos y quisieron saber: “¿Cuál es su funcionamiento?, ¿nos los puedes fabricar?” “Si quieren lo intento pero... no lo podría asegurar”. Me avergoncé de mi ignorancia, de mi inutilidad, de mis años de estancia en la universidad, pensé una cosa sencilla, dibujé una bombilla, les dije: “Esto brilla pero... ¡no sé por qué!” Entonces vi que se empezaban a impacientar, les expliqué que no soy más que un aprendiz de juglar, se miraron entre ellos y dijeron: “¡Hey!, ¡vamos a llevarle hasta el castillo del rey!” Y por eso me han traído ante usted, majestad, me han concedido la última oportunidad, uno de sus trovadores me ha dado este laúd, señoras y señores, así que deduz- co que quieren escuchar algo del año dos mil o pronto tendré el final más vil. Oh, salva mi vida. Oh, salva mi vida, viejo Rock and Roll. Así que ya, sin más tardanza, digo “¡Adiós, mundo cruel!” Aquí terminan las andanzas del pobre Coppel pues mi vida pongo en manos de esto que ahora voy a cantar, este es el único logro humano que yo puedo demostrar, dudo que estén preparados para esta canción de ritmos sincopados y tremenda emoción, pero por ese crucifijo yo les puedo asegurar que a los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de sus hijos... ¡les encantará! ¡Oh, majestad! ¡Dice así! ¡Rock and roll! ¡Así se baila, majestad! ¡Baila, majestad! ¡Bailad, señores inquisidores! ¡Bailad, chicos y chicas de la región! Y mis queridos juglares, esto es un blues en la, ¡vigilad los cambios y no os perdáis! ¡Muchas gracias! ¡Qué éxito! Mi madre estaría muy orgullosa si me viera. Oh, madre querida, si pudieras verme, oh, madre querida, ¡te dije que el Rock and Roll iba a salvar mi vida!
24.
LIDIA (NO TE CASES CON ÉL) Ya lo creo, Padre, conozco una razón para que esta boda no se celebre lo siento por usted y lo siento por los invitados aquí presentes solo sé que debo impedir que esta farsa siga adelante déjenme porque quiero decirle a la novia algo muy importante: Lidia, oh Lidia, Lidia no te cases con él Lidia, oh Lidia, vas a echar tu vida a perder oh, Lidia, ¿es que no lo ves? Lidia no te cases con él Te acuerdas, Lidia, cuando decías que nunca ibas a ser como ellos, yo quería matar a tu padre y tú querías quemar todo el pueblo... después perdí tu pista, corrías demasiado deprisa jamás imaginé que te vería así: ¡de rodillas y en misa! Lidia, oh Lidia, Lidia no te cases con él Lidia, oh Lidia, vas a echar tu vida a perder oh, Lidia, ¿es que no lo ves? Lidia no te cases con él. Hey, Lidia, mira este giro, ¡creo que he aprendido a bailar! ¡quitenme las manos de encima! ¡tengo que subir al altar! ¡tengo que subir... hágase a un lado, padre! ¡Ahí voy! Lidia, ven conmigo y olvidemos este desaguisado, tienes mi palabra de que el Rock and Roll no te ha olvidado. Lidia, oh Lidia, Lidia no te cases con él Oh, Lidia, conozco un lugar donde todo el mundo baila hasta que sale el sol Lidia, déjame llevarte, seremos hijos pródigos del Rock and Roll. ¡Corre, Lidia, corre! ¡No nos podrán alcanzar jamás!
25.
26.
ELVIS 03:39

about

NOS LO DIJO JOHNNY

Tenía dieciocho años y estaba tumbado en mi habitación leyendo una
biografía de Elvis Presley. Contaba una anécdota muy graciosa: al
parecer, después de uno de sus primeros conciertos en un bar de
Memphis, cuando era aún adolescente, se le acercó un tipo -una especie de estrella local- y le dijo: “Chico, te he visto tocar
y voy a decirte algo: deja la música, no vales para esto”.
Recuerdo que cerré el libro y solté una carcajada pensando: ¡Qué
bien! ¡A mí también me dicen eso! ¡Me dicen lo mismo que a Elvis!
No hay duda, estoy en el camino correcto...

Así era. Llevaba ya varios años tocando en bares y esas frases
sonaban familiares. Por suerte, también había tenido grandes
encuentros, encuentros decisivos. Un par de años antes mis amigos
y yo fuimos a ver a los Burning, nuestra banda favorita. Después
del concierto conocimos a nuestros ídolos y nos invitaron a ir con
ellos por los bares del Casco Viejo de Bilbao. Para nosotros era
algo así como brindar con los Dioses del Olimpo. El caso es que en un momento de la noche, mi amigo Jaime le dijo a uno de ellos: “Joder, Johnny, si supierais... para nosotros el Rock and Roll es lo más importante y vosotros sois los más grandes”. Entonces Johnny se quitó las gafas de sol, nos miró a los ojos y dijo: “Chicos, yo solo soy el hijo de un taxista; vosotros también podéis hacerlo”.

Acabábamos de escuchar las palabras exactas. A partir de ese momento ya nada importaba lo que nos dijeran los curas del colegio, los psiquiatras, nuestras familias y, mucho menos, los músicos locales que ni siquiera se habían molestado en
escucharnos. Sabíamos que nosotros también podíamos hacerlo. Por
eso, cuando leí la historia de Elvis, después de reírme un buen
rato, me levanté y cogí mi guitarra. Había llegado el momento de
escribir mi primera canción.

Iñigo Coppel

credits

released October 30, 2018

COPPEL EN EL COCODRILO

Grabado en directo en el Cocodrilo Rock Bar (Madrid) los días 6 y 7 de abril de 2018.

Iñigo Coppel: voz, guitarra y armónica.

Ingeniero de grabación: Santi Quizhpe.
Mezclado por Jose Nortes en Black Betty.

Todas las canciones escritas por Iñigo Coppel.
“Irena Sendler” es para Daniel Merino, que me contó su historia.

Iñaki López aparece por cortesía de Hot 45´s Records.

Fotografía de Javier Jimeno Maté (javierjimeno.com).
Modelo: Nuria Simón (Mujer de Père-Lachaise).
Diseño: locomunicas.wordpress.com


A Catalina Mahecha, por Todo. Ya lo sabes.


Management y Contratación:
635663055/ losnoblessalvajes@gmail.com
calvariomusica.com
inigocoppel.com

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