1. |
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IÑIGO COPPEL VIAJA A LA EDAD MEDIA (Y EL ROCK AND ROLL SALVA SU VIDA)
Contando toda mi fortuna
en aquel tiempo iba yo
bajo esta lejana luna
que jamás me escuchó,
cuando las sombras de enero
ya no daban dinero
al cantautor callejero
que les habla, señor,
buscando ahogar el hastío
en un poco de alcohol
me arrastró el dios del frío
hasta la Puerta del Sol,
les juro que aún no comprendo
lo que ocurrió allí,
escuché un gran estruendo
que hizo temblar Madrid,
la noche se hizo día
cuando vi que venía
un enorme tranvía
que me iba a arrollar,
pensaba que era mi muerte
cuando en el reloj
dieron las doce y, ¡qué fuerte!
todo desapareció,
no espero que me crean
pero me da igual,
así es como llegué a
esta era medieval.
Recobré el conocimiento
y con estupefacción
pude ver al resto
de la tripulación,
todos los líderes humanos
estaban allí,
desde el rey, tan campechano,
hasta Sarkozy,
había miles de soldados
rezando al señor
y estaban todos liderados
por un tal Al Gore.
Me dijo: “¿Qué te parece?,
chico, mejor que reces,
estás en el siglo trece
en una gran misión,
yo te acredito
para luchar contra el mal
que está causando el maldito
calentamiento global”.
Comenzamos a andar y vimos una población,
la gente vino a nuestro encuentro con gran expectación,
en una gran hoguera
ardía un pecador,
Al Gore dijo: “Espera,
seré su salvador”,
puso unas cajas de botellas
a modo de altar,
se subió encima de ellas
y empezó a predicar:
“Mis amigos primitivos,
por favor escuchad,
nuestro objetivo es salvar
a toda la humanidad,
debéis dejar de quemar gente
porque, ¡oh my Gosh!,
¿no veis que eso desprende
mucho CO2?”
Hasta el pobre condenado
puso cara de horror,
nos miraba alucinado
temiendo lo peor,
se acabaron los cuentos,
se pusieron violentos,
Al Gore gritó: “Un momento,
¡cálmense, por favor!”
Pero empezaron, ¡de qué modo!,
a reciclar,
aniquilaron a todos
y yo pude escapar,
mientras corría y corría,
corría y corría,
corría y pensaba: “¡Madre mía!,
¡el siglo XXI debe ser la Anarquía!”
Oh, salva mi vida.
Oh, salva mi vida,
viejo Rock and Roll.
Del resto de la historia, qué les puedo contar,
llevo días por aquí rodando de bar en bar,
recuerdo alguna pelea
pero no tengo ni idea
de cómo acabé
en casa de esa mujer
que me tomó por esposo,
fue algo tan doloroso...
no estoy muy orgulloso
de ese sórdido affaire.
¿Alguna vez has amado a una joven damisela
y resultó que era tu tatatatatatarabuela?
Pensando en el estado
de mis genes corrí
desde la cama asustado
a mirar mi DNI,
¡Dios! Si yo antes de este incesto
era todo un bombón,
ahora miren, miren esto...
¡parezco un borbón!
Mi desgracia era cierta,
grité: “¡Maldición!”,
patada en la puerta,
era la Inquisición,
me llevaron a una celda y allí, sin piedad,
me hicieron pasar calor global de verdad.
No soy ningún tipo duro,
eso seguro,
grité: “¡Soy del futuro!”
y me puse a llorar,
“¡Que acabe este tormento,
les juro que no miento,
con mis conocimientos
lo podré demostrar!”.
“Más vale que sea cierto
-me dijo el abad-
o eres hombre muerto
así que: ¡Hablad!”
Tras pensarlo unos segundos
comencé a describir:
“¡Cómo va a cambiar el mundo,
gentes!, ¡qué porvenir!”
Les hablé del aeroplano,
del reactor nuclear,
la bombona de butano
les dio que pensar,
les hablé de todo
lo que se me ocurrió:
del gramófono,
el grafófono,
en fin, ¡qué sé yo!
Me escuchaban atentos,
“Desde luego… ¡qué inventos!”,
me decían contentos
y quisieron saber:
“¿Cuál es su funcionamiento?,
¿nos los puedes fabricar?”
“Si quieren lo intento
pero... no lo podría asegurar”.
Me avergoncé de mi ignorancia,
de mi inutilidad,
de mis años de estancia
en la universidad,
pensé una cosa sencilla,
dibujé una bombilla,
les dije: “Esto brilla
pero... ¡no sé por qué!”
Entonces vi que se empezaban a impacientar,
les expliqué que no soy más que un aprendiz de juglar,
se miraron entre ellos y dijeron: “¡Hey!,
¡vamos a llevarle hasta el castillo del rey!”
Y por eso me han traído
ante usted, majestad,
me han concedido
la última oportunidad,
uno de sus trovadores
me ha dado este laúd,
señoras y señores,
así que deduz-
co que quieren escuchar algo del año dos mil
o pronto tendré el final más vil.
Oh, salva mi vida.
Oh, salva mi vida,
viejo Rock and Roll.
Así que ya, sin más tardanza,
digo “¡Adiós, mundo cruel!”
Aquí terminan las andanzas
del pobre Coppel
pues mi vida pongo en manos
de esto que ahora voy a cantar,
este es el único logro humano
que yo puedo demostrar,
dudo que estén preparados
para esta canción
de ritmos sincopados
y tremenda emoción,
pero por ese crucifijo
yo les puedo asegurar
que a los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de sus hijos...
¡les encantará!
¡Oh, majestad!
¡Dice así!
¡Rock and roll!
¡Así se baila, majestad!
¡Baila, majestad!
¡Bailad, señores inquisidores!
¡Bailad, chicos y chicas de la región!
Y mis queridos juglares,
esto es un blues en la,
¡vigilad los cambios y no os perdáis!
¡Muchas gracias!
¡Qué éxito!
Mi madre estaría muy orgullosa si me viera.
Oh, madre querida,
si pudieras verme,
oh, madre querida,
¡te dije que el Rock and Roll iba a salvar mi vida!
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2. |
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TANGO DEL AMANTE TRAICIONADO
¡Traición!
Amigos, ¡qué traición!
Traigo el alma rota en mil pedazos,
tened piedad y cogedme en brazos
porque creo que me voy a desmayar.
¡Salid!
Oh, lágrimas, ¡salid!
No ahoguéis la pena en mis entrañas,
¡me engaña!, ¡oíd!, ¡ella me engaña!
¡qué desamparo! No me lo puedo creer.
Escuchad,
amigos y llorad,
me han contao -¡Dios mío!, ¡estoy perdido!-
que hoy la han visto besando a su marido,
¡a su marido!, pero... ¡qué desfachatez!
Yo quería nuestra cita clandestina
con champagne, bailar el charlestón
y después ir caminando a La Latina
besándonos en cada rincón...
¡Un gil!,
muchachos, ¡soy un gil!
Por eso él era tan bueno conmigo,
por eso siempre le consideré mi amigo,
por eso siempre os hablé muy bien de él.
¡Dolor!,
¡Dios mío!, ¡qué dolor!
Yo que he sido tan honrao y, ¡mira!
Y es que a mí lo que me hiere es la mentira,
ay, la mentira y la falsedad.
Pero, amigos, ella siempre me decía:
“Tan sólo los amantes creen en el amor”,
y yo la abrazaba con tanta alegría...
¡ahora lo recuerdo todo con horror!
¡La fe!,
¡es pa´ perder la fe!
Vivimos acosados por la infamia,
son tiempos de amor casto y monogamia,
¡más bajo ya no se puede caer!
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3. |
SERENATA PARA C.
03:07
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SERENATA PARA C.
A veces le da por decir
que el mundo es absurdo
y no tiene sentido
tratar de comprender,
que nunca podrá
sacudir la tristeza
que envuelve su soledad,
que la vida no vale la pena...
¿Quién lo puede creer?
¿Quién lo puede creer?
A veces le da por decir
que no busca nada
en los ojos de nadie
y que es tan grande el dolor...
Y llora hasta el alba
y grita que la ansiedad
nunca se va
y que el miedo
es más fuerte que ella...
¿Quién lo puede creer?
¿Quién lo puede creer?
Sí, a veces le da por decir
estas palabras
hasta que, de pronto,
te mira y vuelve a reír
y sus últimas lágrimas
brillan en la oscuridad
antes de caer,
y tú ves su belleza perfecta
que nada ni nadie puede romper
y en silencio la amas y piensas:
¿quién lo puede creer?
¿quién lo puede creer?
¿quién lo puede creer?
¿quién lo puede creer?
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4. |
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¿ESTÁIS SEGUROS DE QUE ERA UN FASCISTA?
Andan diciendo que era un hombre honrado,
un humilde trabajador,
que nunca estuvo de ningún lado,
que nunca fue ningún traidor.
Oh, ¿estáis seguros de que era un fascista?
Oh, ¿estáis seguros de que tenía que morir?
En sus ojos no vi al enemigo,
en sus ojos no vi maldad,
me miró cuando apreté el gatillo
y en sus ojos sólo vi paz.
Oh, ¿estáis seguros de que estaba solo?
Oh, ¿estáis seguros de que no habrá más como él?
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5. |
ACABA CONMIGO
02:08
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ACABA CONMIGO
No eches la culpa a esos extraños
de tu desesperación,
yo soy quien te ha hecho todo el daño,
sólo yo te he hecho perder la razón.
Mira mi cara en el espejo
y dime, ¿por qué te humillas ante mí?
Si no soy más que el reflejo
de todo el miedo que hay dentro de ti.
Dispárame,
¿a qué estás esperando?
Me tienes contra la pared,
dispárame,
sabes que lo estás deseando,
acaba conmigo de una vez,
acaba conmigo de una vez,
no tienes que acabar con todo,
acaba conmigo de una vez.
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6. |
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LAURA Y LAS DESVENTURAS DEL JOVEN COPPEL
Tenía trece años y una cosa clara:
quería que Laura me tocara,
creedme, chicos, si la hubierais visto
habríais renegado de Jesucristo...
ella era hermosa, era malvada,
era creer en ella o no creer en nada.
Entró en el bar, su reino oscuro
lleno de adolescentes inseguros,
pasó a mi lado con aire altanero,
la vi guiñar un ojo y el camarero
corrió a buscarle una bebida
(ahí iba un hombre con una misión en la vida).
Era el momento, me arreglé el pelo,
comencé a andar, tiré el cigarro al suelo
y, portando mi amor como una lanza,
abandoné toda desesperanza...
ella era hermosa, era malvada,
yo cambié el mundo aquella madrugada.
Todo fue rápido, salté cual rayo,
cogí su brazo y casi me desmayo
al ver cómo ardía mi alma en pena
entre las llamas de su melena;
entonces dije sin grandes rodeos:
“La-la-la-la-la-la-Laura, ¡te deseo!”
Puso una mueca más bien rara,
su mano se estrelló contra mi cara,
volé por los aires y caí de culo
celebrando mi victoria con disimulo...
ella era hermosa, era malvada,
siguió fumando como si nada.
Salí a la calle a reírme del destino,
el viento aulló mostrándome el camino;
subí los cuellos de mi cazadora
y me fui silbando bajo la aurora...
Laura era hermosa pero no era sagrada
y era creer en mí o no creer en nada.
Así empezó todo, amigos.
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7. |
RECUERDA EL VIENTO
03:26
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RECUERDA EL VIENTO
Ya lo sé, mi hermano,
tú no eres un piano,
recuerda el viento,
recuerda el viento.
Tú fuiste un bello roble,
tú fuiste libre y noble,
recuerda el viento,
recuerda el viento.
Con la furia de sus celos
te empujaron al suelo,
recuerda el viento,
recuerda el viento.
En este bar de cantautores
a nadie importa que llores,
recuerda el viento,
recuerda el viento.
Dejas que canten y te abran,
“Libertad” es su gran palabra,
qué sabrán ellos,
qué sabrán ellos.
Acaso piensan que son libres,
se equivocan, no son libres,
recuerda el viento,
recuerda el viento.
Yo te comprendo, amigo,
¿qué crees que hicieron conmigo?
Recuerda el viento,
recuerda el viento.
Tal vez con este vino
olvidemos el destino
por un momento,
recuerda el viento.
¡Salud! ¡Salud, mi hermano!,
déjame darte la mano
y recuerda el viento,
recuerda el viento.
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8. |
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OIGA, QUE HUBIERAN ESTUDIADO
Todos tus pretendientes
se retuercen de rencor,
dicen que estás siempre conmigo,
que soy un acaparador.
Oiga, a mí que me cuentan
si no saben de amor...
¡que hubieran estudiado
como hice yo!
Son músicos sofisticados,
tocan jazz y movidas así,
se acuestan con su instrumento
y se preguntan: “¿qué ves en mí?”
Que sigan practicando;
qué le puedo hacer yo
si los dioses me han dado
el savoir-faire del Rock and Roll.
Yo les estoy agradecido,
¡fíjate tú!,
si me han quitado hasta el dolor de cuello
con los alfileres que le clavan a mi muñeco de vudú.
Los más jóvenes no recordaréis pero...
Ulises mató a los pretendientes
con un arco que Ífito le dio
pero yo paso, ¡que se maten entre ellos!,
¡soy un amante y no un luchador!
Así que a mí qué me cuentan
si no saben de amor...
¡que hubieran estudiado!,
¡que hubieran estudiado!,
¡oiga, que hubieran estudiado como hice yo!
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9. |
SI ALGÚN DÍA YO MURIERA
04:23
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SI ALGÚN DÍA YO MURIERA
Si algún día yo muriera,
-Dios no lo quiera-,
y aún queréis saber de mí,
aquí está mi testamento:
quedará escrito en el viento
para quien lo quiera oír.
Dejaré, en estos cantos,
risas y llantos,
mi alegría y mi pasión:
son la prueba de que un día,
-¡qué gran suerte la mía!-,
también tuve un corazón...
...con el que lloré y sufrí;
como a todos, la vida me hizo daño,
como a todos, me enseñaron los años
a querer y a olvidar,
a cantar y a reír,
y... ¡cómo reí!
Yo sé cuánto me quisiste,
y sé que fue triste
verme roto y sin fe...
si en mis días de locura
sufriste mi amargura,
madre, perdóname,
porque ahora que al fin puedo
vivir sin miedo,
siento que tienes razón:
cada sol, cada latido
marca el ritmo y da sentido
a quien vive su canción.
Y sé que lloré y sufrí;
como a todos, la vida me hizo daño,
pero a todos nos enseñan los años
a querer y a olvidar
y, sobre todo, a reír,
y... ¡cómo reí!
Si algún día yo muriera,
-Dios no lo quiera-,
no lloréis mucho por mí:
no me quitan lo cantado
y, contra todo lo esperado,
morí cuerdo y fui feliz;
no me quitan lo cantado,
aprendí a estar de mi lado,
morí cuerdo y fui feliz.
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10. |
EN EL OLYMPIA
05:33
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EN EL OLYMPIA
Los caminos de la vida,
escuchadme, mes amis,
arrastraron mi alma herida
hasta el Olympia, en París;
como el náufrago cansado
que entregó su suerte al mar,
llegué a aquel lugar sagrado
tras dos años sin cantar,
desperté por sus pasillos
sin saber qué hacía allí
cuando me cegó un gran brillo
y él se apareció ante mí;
le reconocí al instante
y lloré, ante su esplendor:
“¡Dios de todos los cantantes!
¡Oh Gardel, oh gran cantor!”
Él, con su hermosa sonrisa,
dijo: “¡Al fin estás aquí!,
ven conmigo, date prisa
y no me llames así,
te han traído los cantores,
es difícil de explicar;
se acercan tiempos de horrores,
os queremos ayudar
y es que, amigo, ya sois tantos
los que, por desilusión,
apagasteis vuestros cantos...
¡ya no se oye una canción!
La tierra estará maldita
cuando no quede un juglar:
nuestra gente necesita
que volváis pronto a cantar”.
“Oh, Maestro, estoy seguro,
-con gran pena respondí-,
de que viene un tiempo oscuro,
pero yo ya desistí:
dediqué mi vida entera
a escribir una canción
tan hermosa y verdadera
que causara admiración;
ahora mi alma fracasada
se ha cansado de luchar:
sé que no sirve de nada,
nadie me quiere escuchar”.
Y Gardel, ante mi asombro,
a los ojos me miró,
puso su mano en mi hombro,
con bondad así me habló:
“Puedo ver tu amor profundo;
brilla como tu canción,
canta, amigo, canta al mundo
pero olvida tu ambición:
no persigas gloria en vano,
solo canta por cantar,
verás que hay muchos hermanos
que te quieren escuchar;
júntate con los cantores
y cantad con humildad,
inventad tiempos mejores,
combatid la soledad:
¡todo canto es necesario!
-clamó al verme sonreír-,
¡ven conmigo al escenario!
¡No te vuelvas a rendir!”
Justo entonces los juglares
se empezaron a acercar,
me abrazaron con cantares
que me hicieron sollozar;
“¿Dónde está Violeta Parra?”,
pregunté cuando Jacques Brel
me entregó esta guitarra
y un “carafe” de vino y miel;
comenzó un canto tan bello
que me olvidé de pensar,
mi voz se unió a la de ellos
y, amigos: ¡volví a cantar!
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11. |
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IÑIGO COPPEL VIAJA A LA EDAD MEDIA (Y EL ROCK AND ROLL SALVA SU VIDA)
Contando toda mi fortuna
en aquel tiempo iba yo
bajo esta lejana luna
que jamás me escuchó,
cuando las sombras de enero
ya no daban dinero
al cantautor callejero
que les habla, señor,
buscando ahogar el hastío
en un poco de alcohol
me arrastró el dios del frío
hasta la Puerta del Sol,
les juro que aún no comprendo
lo que ocurrió allí,
escuché un gran estruendo
que hizo temblar Madrid,
la noche se hizo día
cuando vi que venía
un enorme tranvía
que me iba a arrollar,
pensaba que era mi muerte
cuando en el reloj
dieron las doce y, ¡qué fuerte!
todo desapareció,
no espero que me crean
pero me da igual,
así es como llegué a
esta era medieval.
Recobré el conocimiento
y con estupefacción
pude ver al resto
de la tripulación,
todos los líderes humanos
estaban allí,
desde el rey, tan campechano,
hasta Sarkozy,
había miles de soldados
rezando al señor
y estaban todos liderados
por un tal Al Gore.
Me dijo: “¿Qué te parece?,
chico, mejor que reces,
estás en el siglo trece
en una gran misión,
yo te acredito
para luchar contra el mal
que está causando el maldito
calentamiento global”.
Comenzamos a andar y vimos una población,
la gente vino a nuestro encuentro con gran expectación,
en una gran hoguera
ardía un pecador,
Al Gore dijo: “Espera,
seré su salvador”,
puso unas cajas de botellas
a modo de altar,
se subió encima de ellas
y empezó a predicar:
“Mis amigos primitivos,
por favor escuchad,
nuestro objetivo es salvar
a toda la humanidad,
debéis dejar de quemar gente
porque, ¡oh my Gosh!,
¿no veis que eso desprende
mucho CO2?”
Hasta el pobre condenado
puso cara de horror,
nos miraba alucinado
temiendo lo peor,
se acabaron los cuentos,
se pusieron violentos,
Al Gore gritó: “Un momento,
¡cálmense, por favor!”
Pero empezaron, ¡de qué modo!,
a reciclar,
aniquilaron a todos
y yo pude escapar,
mientras corría y corría,
corría y corría,
corría y pensaba: “¡Madre mía!,
¡el siglo XXI debe ser la Anarquía!”
Oh, salva mi vida.
Oh, salva mi vida,
viejo Rock and Roll.
Del resto de la historia, qué les puedo contar,
llevo días por aquí rodando de bar en bar,
recuerdo alguna pelea
pero no tengo ni idea
de cómo acabé
en casa de esa mujer
que me tomó por esposo,
fue algo tan doloroso...
no estoy muy orgulloso
de ese sórdido affaire.
¿Alguna vez has amado a una joven damisela
y resultó que era tu tatatatatatarabuela?
Pensando en el estado
de mis genes corrí
desde la cama asustado
a mirar mi DNI,
¡Dios! Si yo antes de este incesto
era todo un bombón,
ahora miren, miren esto...
¡parezco un borbón!
Mi desgracia era cierta,
grité: “¡Maldición!”,
patada en la puerta,
era la Inquisición,
me llevaron a una celda y allí, sin piedad,
me hicieron pasar calor global de verdad.
No soy ningún tipo duro,
eso seguro,
grité: “¡Soy del futuro!”
y me puse a llorar,
“¡Que acabe este tormento,
les juro que no miento,
con mis conocimientos
lo podré demostrar!”.
“Más vale que sea cierto
-me dijo el abad-
o eres hombre muerto
así que: ¡Hablad!”
Tras pensarlo unos segundos
comencé a describir:
“¡Cómo va a cambiar el mundo,
gentes!, ¡qué porvenir!”
Les hablé del aeroplano,
del reactor nuclear,
la bombona de butano
les dio que pensar,
les hablé de todo
lo que se me ocurrió:
del gramófono,
el grafófono,
en fin, ¡qué sé yo!
Me escuchaban atentos,
“Desde luego… ¡qué inventos!”,
me decían contentos
y quisieron saber:
“¿Cuál es su funcionamiento?,
¿nos los puedes fabricar?”
“Si quieren lo intento
pero... no lo podría asegurar”.
Me avergoncé de mi ignorancia,
de mi inutilidad,
de mis años de estancia
en la universidad,
pensé una cosa sencilla,
dibujé una bombilla,
les dije: “Esto brilla
pero... ¡no sé por qué!”
Entonces vi que se empezaban a impacientar,
les expliqué que no soy más que un aprendiz de juglar,
se miraron entre ellos y dijeron: “¡Hey!,
¡vamos a llevarle hasta el castillo del rey!”
Y por eso me han traído
ante usted, majestad,
me han concedido
la última oportunidad,
uno de sus trovadores
me ha dado este laúd,
señoras y señores,
así que deduz-
co que quieren escuchar algo del año dos mil
o pronto tendré el final más vil.
Oh, salva mi vida.
Oh, salva mi vida,
viejo Rock and Roll.
Así que ya, sin más tardanza,
digo “¡Adiós, mundo cruel!”
Aquí terminan las andanzas
del pobre Coppel
pues mi vida pongo en manos
de esto que ahora voy a cantar,
este es el único logro humano
que yo puedo demostrar,
dudo que estén preparados
para esta canción
de ritmos sincopados
y tremenda emoción,
pero por ese crucifijo
yo les puedo asegurar
que a los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de sus hijos...
¡les encantará!
¡Oh, majestad!
¡Dice así!
¡Rock and roll!
¡Así se baila, majestad!
¡Baila, majestad!
¡Bailad, señores inquisidores!
¡Bailad, chicos y chicas de la región!
Y mis queridos juglares,
esto es un blues en la,
¡vigilad los cambios y no os perdáis!
¡Muchas gracias!
¡Qué éxito!
Mi madre estaría muy orgullosa si me viera.
Oh, madre querida,
si pudieras verme,
oh, madre querida,
¡te dije que el Rock and Roll iba a salvar mi vida!
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12. |
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OIGA, QUE HUBIERAN ESTUDIADO
Todos tus pretendientes
se retuercen de rencor,
dicen que estás siempre conmigo,
que soy un acaparador.
Oiga, a mí que me cuentan
si no saben de amor...
¡que hubieran estudiado
como hice yo!
Son músicos sofisticados,
tocan jazz y movidas así,
se acuestan con su instrumento
y se preguntan: “¿qué ves en mí?”
Que sigan practicando;
qué le puedo hacer yo
si los dioses me han dado
el savoir-faire del Rock and Roll.
Yo les estoy agradecido,
¡fíjate tú!,
si me han quitado hasta el dolor de cuello
con los alfileres que le clavan a mi muñeco de vudú.
Los más jóvenes no recordaréis pero...
Ulises mató a los pretendientes
con un arco que Ífito le dio
pero yo paso, ¡que se maten entre ellos!,
¡soy un amante y no un luchador!
Así que a mí qué me cuentan
si no saben de amor...
¡que hubieran estudiado!,
¡que hubieran estudiado!,
¡oiga, que hubieran estudiado como hice yo!
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