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EL PUEBLO CONTRA I​Ñ​IGO COPPEL

by COPPEL

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1.
EL PUEBLO CONTRA IÑIGO COPPEL ¡El pueblo contra Iñigo Coppel! Vamos, guitarra, vamos, y que empiece el desastre, agárrame con tus trastes, me voy a caer. Mira, ya encienden los focos y comienza mi canción, el público como loco grita en cuanto escucha mi voz: ¡El pueblo contra Iñigo Coppel! Sé que dicen que es porque desafino; no, no, es porque soy el camino de mi propia revolución. Asesinaron a Cristo por cantar al mundo la verdad, pero conmigo vais listos: he aprendido a Coppelear. ¡El pueblo contra Iñigo Coppel! ¡Ese soy yo! ¡El pueblo contra Iñigo Coppel! Pero en todas partes hay ojos que entienden, entre la gente siempre hay alguien como tú. Por eso va por ti, es a ti a quien canto, y a todos los santos que bailan en la oscuridad, y es que la lucha es constante, pero tengo una misión y seguiré adelante hasta alcanzar la salvación. ¡El pueblo, el pueblo, el pueblo contra Iñigo Coppel! ¡Hasta alcanzar la salvación!
2.
CANCIÓN PARA WOODY ALLEN Medianoche en Manhattan y, entre el polvo de estrellas, poderosas afroditas ocupan su posición, por ahí llega Alvy Singer con un par de botellas, y ahora brinda con Melinda envuelto en sueños de un seductor. Hey, hey, Woody Allen, ¿aún no te has enterado?, todos tus personajes han tomado la ciudad, desde aquí aún puedes verles si no tardas demasiado, Blue Jasmine se les ha unido y van hacia Central Park. Saben que por la culpa de unos cuantos canallas no harás más películas y han pasado a la acción; como tú les enseñaste, han cruzado la pantalla y ahora, Woody, corren libres por todo Nueva York. Hoy vi a Hannah y sus hermanas y bailaron conmigo, me encontré a Harry y a Zelig, ¡se acuerdan de mí!, hubo un tiempo en que fueron mis únicos amigos, jamás olvidaré la noche en que les conocí. Yo era un niño que huía del colegio y de la vida, me escondí en aquel cine y se hizo la luz, de pronto volaba por estas avenidas y entre los rascacielos sonaban rapsodias in blue. Y, ¿sabes, Woody? Annie Hall no se burló de mis fantasías y Danny Rose me enseñó a ser como yo quería ser, aquí todos me escuchaban, siempre me comprendían, gracias a ellos reí el doble de lo que lloré y descubrí que la vida también es una gran fiesta, y comprendí que los poetas tenéis toda la razón: ¡el amor!, ¡el amor es la única respuesta! Y yo quise a tanta gente y sobre todo, quise tanto a Margot. Woody, vi su corazón brillar como un diamante, así que le pregunté si estaba sola como yo y aunque me habló de su marido, de sus novios, sus amantes... supe que eso era un “sí” cuando Margot me besó y, cogiendo mi mano, simplemente dijo: «¡Vamos!», y un coro griego con máscaras aplaudió al vernos pasar, dije adiós a mis amigos, dijo adiós a sus amos, y sonaron las campanas de la libertad cuando en Jardines y Montera me agarré a su belleza y bastó un segundo, Woody, un instante nada más, tan solo un instante para sacudir la tristeza de toda una vida de soledad. En fin, Woody, no quiero aburrirte, es solo que tenía que verte; ahí fuera, en el mundo real, a veces cuesta vivir y quería saber si, con un poco de suerte, tendrías por ahí algún pequeño papel para mí. Gracias, Woody.
3.
SI ME LLEGO A RENDIR Si en la noche más oscura, cuando me dejé arrastrar hasta hundirme en la amargura de mi cruz de soledad, no llego a sentir tu mano, ahora no estaría aquí, todo habría sido en vano, si me llego a rendir. No podría ver el cielo que ahora vuelve a renacer, ni esas aves que, en su vuelo, abren sus alas al caer; nunca hubiera, en mi tristeza, llegado a descubrir que es verdad tanta belleza si me llego a rendir. Negras lágrimas de ira no me dejaban mirar más allá de la mentira, del dolor y la crueldad; sin ti no habría llegado jamás a descubrir que existe algo sagrado y que existe para mí, no estaría ahora a tu lado, nada me habría salvado si me llego a rendir.
4.
INCIDENTE EN PUERTOLÁPICE Puertolápice, Puertolápice, si la vida se te encara has de aguantar su mirada en Puertolápice. El asfalto en la A4 ardía bajo el sol, yo iba camino al sur, camino al Rock and Roll, viajando con la banda de Edu el Rata cuando empezó a echar humo el viejo cuatro latas, tuvimos que parar en un extraño lugar de la Mancha cuyo nombre, amigos, aún me hace temblar. Puertolápice se llama ese pueblo aciago donde tantos hombres beben su último trago, y dicen bien aquellos que aseguran que el Quijote vivió allí su primera aventura, Cervantes nunca quiso contar lo que ocurrió, pero dadme otra jarra de éstas y os lo contaré yo. Si había treinta tipos en la tasca don Vicente, entre todos tendrían unos siete dientes, sonrieron al vernos, dijeron: «Cojonudo, hace tiempo no matamos a unos cuantos melenudos». Daban mucho miedo pero el que daba pavor era un sujeto al que llamaban Pepe el Emperador. ¡Oh, no! Se acercó a mí y vio mis botas camperas, dijo: «Vaya, vaya, vaya, ¡una mujer vaquera!, ¿así que montas a caballo?». Contesté: «¿Yo? Qué va, la verdad es que solamente las uso para andar, pero las vi en una película, las llevaba Bob Dylan». Dijo: «¡Aquí en Puertolápice por menos que eso te fusilan!». Nos rodearon unos cuantos a cual más macarra, el barman se escondió debajo de la barra, Pepe el emperador gritó: «¡Que empiece el festín!, ¡esos son todos vuestros!, ¡a mí dejadme el andarín!». Volaron los puños, yo me llevé un buen gancho cuando se abrió otra vez la puerta y alguien dijo: «¡Mira Sancho!». Desde el suelo vi al Quijote y a Sancho Panza, «¡desfagamos este entuerto!», gritó al blandir su lanza. ¡Qué baño de sangre!, ¡menuda escabechina!, si ve eso Bud Spencer os juro que alucina, Pepe el Emperador voló bar a través, los demás se acojonaron y salieron por pies. El Quijote invitó a todo el pueblo a beber, empezaron a correr las jarras por doquier, bebimos una, dos, tres, siete, ocho, nueve y diez... «Oh, no será Cruzcampo, que me da mucha acidez», cuarenta y siete, cuarenta y ocho, cuarenta y nueve, cincuenta... «Jefe, venga otra ronda y la pone en nuestra cuenta». Y van setenta y nueve, ochenta, ochenta y una, llegamos a las cien, ¡nos sacaron aceitunas!, la fiesta fue creciendo, estaban todos muy arriba, yo me puse un poco triste al acordarme de una piba. «¿Qué pasa chaval? Toma un trago, hazme el favor», me dijo un tal Rodrigo, era el Cid Campeador. Le digo: «A veces me pongo sentimental, y me acuerdo de una chica con la que acabé muy mal». Le conté cada detalle de aquesta relación, el Cid, horrorizado, me escuchó con atención y dijo: «Uf, ¿Y dices que ahora te gustaría reconquistar a esa tal Raquel?». Me miró con cierta pena y dijo: «No sé, no sé... la verdad es que yo... esa reconquista... no la acabo de ver». «Tienes razón, Mio Cid», sollocé, «y lo peor es que jamás podré volver a amar a nadie». Cuando de pronto... Una anciana me empujó, se abrió la gabardina, «¡Tengo la solución, me llamo Celestina!, toma un poco de esta poción milagrosa, concéntrate y piensa en una mujer fermosa». En ese instante entró en el bar Jennifer Connely, grité: «¡Jennifer, te amo, he visto todas tus pelis!». El Rata se subió a la barra y dijo: «No es por nada, pero tenemos que irnos, ¡hoy tocamos en Granada!». «¡No, la fiesta no se acaba!», grité yo, «de ningún modo, venid con nosotros, hay caballos para todos». «¡Pero si no sabes montar!», dijeron. Jennifer lo oyó, me guiñó un ojo y me dijo: «Tranqui, Coppel, ya te llevo yo». Y cabalgamos la A4 seguidos por dos mil quinientos efectivos de la Guardia Civil. «¡Vienen por todos lados, la cosa se desmadra!», gritó Sancho al ver a los Mossos d´Esquadra, «¡Mucha policía, poca diversión!», yo aproveché el momento, era mi gran ocasión. Y dije: «Bésame, Jennifer, tal vez no salgamos de esta». El Cid dijo: «¡Ni hablar!, será nuestra gran gesta», y después tengo un último recuerdo algo borroso, el Quijote embestía contra un furgón de Mossos, el asfalto en la A4 ardía bajo el sol y yo gritaba: «¡Por Viriato y por el Rock and Roll!».
5.
SOLO LOS CAMAREROS SABEN QUE HOY ES MI CUMPLEAÑOS Soñó que se casaba con todas las mujeres del mundo en una gran iglesia llena de flores. Desde el altar, gritaba entre lágrimas: «¡Os amo, no tengo ojos para ninguna otra mujer!». Se despertó sobresaltado. Va por Laura de Troya y su danza sagrada, quien no hubiera matado por aquella mirada; y Alejandra de Arco, la segunda en discordia, y mis veinte años ardiendo en la hoguera de su misericordia. Y qué habrá sido de Marta de Ítaca, que cegó mis heridas, en su piel encontré una tercera vida. Y Catalina la Grande, mi tormenta y mi calma, te di mi corazón y tú salvaste mi alma, y lloraste conmigo en la última cena cuando viste que yo jamás iba a romper nuestras sucias cadenas. Y ahora que alzo mi copa para celebrar todos nuestros encuentros, siento que vais conmigo y que os llevo muy dentro. Dondequiera que estéis, escuchad mi mensaje, con todo mi amor os deseo un gran viaje. Brindaré por vosotras, brindaré con extraños, solo los camareros saben que hoy es mi cumpleaños. Y unas horas más tarde, en la barra del In Dreams, se le oía cantar: «Soy un muchacho excelente, soy un muchacho excelente, soy un muchacho excelente y casi siempre, por no decir siempre, lo seré».
6.
HIMNO A LOS HOMBRES ¿Se refieren a esos hombres que, temblando de terror, cegados por el hambre y la desesperación, salieron de las cuevas y aprendieron a luchar?, ¿de verdad son esos hombres los que han hecho tanto mal?, ¿de verdad son esos hombres los que han hecho tanto mal? ¿O tal vez hablan de aquellos que supieron construir los templos del misterio que llevó a Getsemaní para Dioses que aún responden con silencio y con crueldad?, ¿de verdad son esos hombres los que han hecho tanto mal?, ¿de verdad son esos hombres los que han hecho tanto mal? En el delta del Mississippi o en las minas de Almadén, bajo el furor de látigos puedo ver desfallecer sus cuerpos destrozados, desgarrados sin piedad, ¿de verdad son esos hombres los que han hecho tanto mal?, ¿de verdad son esos hombres los que han hecho tanto mal? Y los que sobrevivían era para ir a morir en los campos de batalla desde Esparta hasta Berlín, ajenos al gran sueño de esperanza y libertad, ¿de verdad son esos hombres los que han hecho tanto mal?, ¿de verdad son esos hombres los que han hecho tanto mal? Y ahora que el barco se hunde pueden ver con emoción cómo las mujeres huyen hacia su salvación, y solo esperan que sus hijos no aprendan a olvidar, ¿de verdad son esos hombres los que han hecho tanto mal?, ¿de verdad son esos hombres los que han hecho tanto mal? Ya están solos en cubierta con su dignidad y su honor, compartiendo su coraje y ocultando su temor, se abrazan como hermanos antes de entregarse al mar, ¿de verdad son esos hombres los que han hecho tanto mal?, ¿los privilegiados opresores fascistas de este sistema heteropatriarcal?
7.
EN EL ÚLTIMO ASALTO (UNA CANCIÓN PARA POLI DIAZ) Diles que ya voy, deja que acabe el cigarro, es domingo antes de reyes, el peor día del año. Diles que ya sé, hay que ser más rápido despachando a los clientes y envolviendo sus regalos. Pero ese hombre al que acabo de atender, tú eres joven y no lo sabrás, pero una vez llegó a ser el campeón del mundo. Todos en el barrio sabíamos pegar pero Poli era el mejor; por eso, cuando le he visto entrar y me ha mirado a los ojos... ...por un instante he vuelto a ver: la limusina blanca, el Potro en pie, las calles ardiendo en el Valle del Kas; por un momento he vuelto a escuchar a todos mis amigos en el Bulevar, con puños de sangre, gritando en cada golpe el día del combate final. Yo también quise boxear y, ya ves, como dice el tango: “Bebí mis años y me entregué sin luchar”. Y mis amigos ya no están, se fueron quedando entre la cárcel y el asfalto y ya no volverán. Y aunque aprendimos con Poli a fingir que los golpes no hacen daño; ahora, cuando al despedirse me ha dado la mano... ...por un instante he vuelto a ver a todos mis amigos sonreír, como en aquel gran día cuando Poli venció y la vida fue nuestra, y ojalá pudiera contarles que hoy le he dado la mano al campeón, la mano con la que tumbó a Withaker en el último asalto, después de aguantar los doce con las costillas rotas luchando contra todo, luchando contra todo hasta el final. Diles que ya voy, deja que apague el cigarro, es domingo antes de reyes, el peor día del año.
8.
VERONIQUE (IN DREAMS CAFÉ) Acababa de guardar las mesas cuando se abrió la puerta y la vi entrar, guardé el cartel de “Ya no sirvo espuelas” y cerré para ella el bar, bebió sin prisa mientras me observaba, sonó un disco entero de George Jones, me acerqué cuando dio el último trago y, al oír mi nombre, sonrió y dijo: «Hey, Wolf, ¿nunca has pensado en largarte?, puedo ver por la forma en que cantas que tu mente está en otro lugar. Dime, ¿qué te retiene aquí? ¿Es tu trabajo o es tu familia? Dime, ¿qué es eso tan importante que te encadena a esta ciudad?». Yo nací en el sur de Venezuela y cuando huí mi madre me siguió, luego se hartó de correr, volvió con su marido y, bueno, aquí sigo yo; y sé que el mundo es como tú lo miras, hay tanta gente en la que confiar, siempre hay alguien que comparte su comida y te deja dormir en su sofá. Hey, Wolf, te propongo un trato: si me pones otro de estos Sazerac mañana yo te vengo a buscar, nos colamos en un tren a Berlín, después nos separamos, desde allí podrás viajar a cualquier lugar del mundo, Wolf, piénsalo bien, a cualquier lugar. Así que, amigos, acabaos los tragos, invita la casa pero voy a cerrar porque en cualquier momento se va a abrir esa puerta y Veronique va a entrar, en cualquier momento Veronique va a entrar.
9.
LA BALADA DE IÑIGO COPPEL Oh, me llamo Iñigo Coppel y soy feliz con poca cosa: me basta saber que millones de estrellas me ofrecen su luz, e iluminan este planeta donde un día surgió la vida cuando al parecer unas cuantas moléculas se abrazaron en espiral... (Esto lo leí en el País Semanal). Y, a lo largo del tiempo, formaron especies que fueron saliendo del fondo del mar y, a pesar de los traps siberianos y el viento asesino, lograron sobrevivir y todo para que yo un día pudiera nacer y pudiera aprender a caminar por los bosques de Virginia, oler las magnolias y aullar a la luna de Montparnasse. Y, en fin, ser uno más en esta tierra donde hombres y mujeres, a pesar de las plagas, las pestes, las pandemias no se rinden jamás. Y cómo olvidar que hubo tantos poetas que dieron su vida para pintar un legado de risas y acordes, de música y versos, de sangre y de libertad, y todo para que yo hoy pueda estar aquí cantando para ti, y para ti, y para ti y para ti... Oh, me llamo Iñigo Coppel y con estas pequeñas cosas soy feliz.

credits

released October 29, 2023

EL PUEBLO CONTRA IÑIGO COPPEL

Iñigo Coppel: voz, guitarras y armónica.
Dani Griffin: batería.
Jose Nortes: bajo y guitarras.
Jairo Martín: piano y teclados.
Manu Clavijo: violín y viola.

Susan Santos: guitarra en "Incidente en Puertolápice".
Daniel Merino: coros y guitarra en "Veronique (In Dreams Café)".
Ignacio Garbayo: coros.
Iván González Riesgo "Wolf": coros.

Producido por Jose Nortes.
Grabado, mezclado y masterizado en Black Betty.

Todas las canciones escritas por Iñigo Coppel.

Fotografía de la portada: Leo Cobo.
Maquetación: JC Liaño.

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IÑIGO COPPEL Madrid, Spain

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